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CARBONEANDO EN CORCUBIÓN

€16,00
ISBN 9788498123791

“Por las costas del Cabo Finisterre discurren desde tiempos lejanos las principales rutas de navegación mundial. Tomando como base que los vapores que las transitaban necesitaban algún lugar en donde poder repostar el carbón que impulsaba sus máquinas, un empresario, D. Plácido Castro Rivas, originario de Fisterra y asentando en Corcubión, logró después de muchos esfuerzos que en la ría de Corcubión se autorizase la instalación de depósitos flotantes de carbón extranjero para que los vapores pudieran rellenar en ellos sus carboneras.

Estas instalaciones estuvieron en funcionamiento en la ría desde el año 1893 en que se autorizó la instalación del primer depósito, hasta finales de 1959 en que se puso fin a su actividad. Como anteriormente se menciona su primer propietario fue D. Plácido Castro Rivas que los explotó hasta el año 1900 en solitario y desde dicho año en unión de otros socios, por medio de la sociedad Compañía de los Depósitos de Carbón del Cabo Finisterre, que a finales de 1916 fue vendida a intereses de la Compañía General de Carbones de Barcelona en la que finalmente quedaría integrada.

Existieron otras dos concesiones más, una creada por D. Ramiro González Lorenzo que funcionó entre 1926 y 1929, y otra utilizada por la Compañía Ballenera Española para el suministro de sus buques balleneros y para almacenar el carbón necesario para el funcionamiento de sus instalaciones en Caneliñas.

Hubo además varios intentos por parte de otros empresarios para crear nuevas concesiones, que sin embargo no llegarían a ver la luz.

Estos depósitos supusieron para la ría de Corcubión y para las localidades vecinas una fuente de ingresos, ya que además de las operaciones de suministro de carbón las embarcaciones necesitaban en muchas ocasiones realizar reparaciones y hacer acopio de víveres y agua potable.

Para atender a las necesidades de los armadores de los buques y sus tripulaciones en el puerto, había representación consular de diversos países, Inglaterra, Noruega, Suecia, Argentina, Alemania…

También fueron una fuente de empleo ya que para las operaciones de carboneo era necesario el empleo de gran cantidad de mano de obra la cual procedía tanto de los pueblos de la ría como de otros de puntos mas lejanos.

Durante los períodos de mayor movimiento llegaron a entrar en la ría para aprovisionarse de carbón entre 300 y 400 vapores extranjeros al año.

A través de este trabajo quiero hacer una aproximación a la historia del carboneo en la ría de Corcubión fruto del empeño de un gran empresario D. Plácido Castro Rivas, que a la vez fue capaz de conseguir la exención del arancel para el carbón extranjero que era importado para los depósitos flotantes y al que se puede considerar como el primer empresario en explotarlos a nivel estatal, porque si bien la primera concesión autorizada en España fue a la Compañía Trasatlántica ésta sólo era utilizada para el suministro a sus buques”.

Aquiles Francisco Garea Moledo

Aficionado a la historia marítima y a la fotografía, colabora en el periódico La Voz de Galicia donde tiene publicados diversos artículos, entre otros Intrépidos navegantes de otros tiempos el bergantín Corcubionés, El naufragio de la corbeta Sisarga en la ría de Corcubión, El naufragio del Salerno, La Sociedad Unión Comercial, El motín del Armistice, La delegación de la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos de Corcubión, El bergantín Francisca Rosa acabó su singladura al varar en Ameixenda, todos ellos de su autoría; La última singladura del Bergantín Unión, El bravo piloto José Agramunt y Figueroa, Os Abella armadores de veleiros mercantes en CorcubiónOs capitáns Abella de Corcubión e os seus naufraxios en colaboración con Santiago Llovo Taboada y El naufragio del Ribadeo en los bajos del Carromeiro Chico colaboración con Ramón García Filgueiras. A su vez tiene colaboraciones en los blogs Baixamar y Vida Marítima.

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Editorial: Deputación da Coruña
Idioma: Castellano Aquiles Francisco Garea Moledo