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ARQUITECTURA RESTAURADA DE GALICIA. ORÍGENES.

€19,65
ISBN 9788484087687
Galicia posee un importante patrimonio arquitectónico, pero que su conciencia como tal no se inició hasta los años finales del siglo XIX, pues las primeras declaraciones de Monumentos Nacionales comenzaron a producirse a partir de 1895 (y solo de cuatro edificios: Santa María de Sar en Santiago, la catedral de Santiago, las ruinas de Santo Domingo de Pontevedra y el convento de San Francisco en Santiago), cincuenta años después de la Catedral de León (1844), primer Monumento Nacional español así considerado.

Por este mismo motivo las restauraciones de estos edificios no se realizaron hasta el siglo XX, en que, poco a poco se va ampliando la lista y va tomando el Estado la tutela de su conservación e intervención. No obsta, lógicamente, para que en años como el lejano de 1792 se manifestara ya un claro interés por una obra antigua como la Torre de Hércules, pues en esta fecha se publica el estudio de Cornide, y se plantean labores de conservación, y ya en 1844 se crean las Comisiones Provinciales de Monumentos de Galicia con sedes en las cuatro provincias, aunque de funcionamiento bastante irregular, cuando no claramente negligente. Baste anotar que la misma torre de Hércules no fue declarada hasta 1931, por medio del gran decreto regularizador de la República Española que caracterizó con este rango 42 Monumentos Nacionales gallegos. Las actuaciones restauradoras llevadas a cabo en el territorio se dividen en tres grandes apartados que abarcan esta centuria: “antes de la Guerra Civil, durante la posguerra y en el periodo autonómico”, analizando pormenorizadamente los criterios utilizados en cada una de estas fases. El libro se ordena con cuatro grandes capítulos: 1.- Referente de laAntigüedad (dedicado a las obras recuperadas de épocas romana –la muralla de Lugo, latorre de Hércules, etc.- y prerrománica, como Santa Eulalia de Bóveda, por ejemplo). 2.- Arquitecturas del año mil (con el examen de obras de éste período como San Miguel de Celanova, Santa María de O Cebreiro, etc.). 3.- Edificios precompostelanos (con un grupo de obras de origen románico entre las que destacamos San Martiño de Mondoñedo. 4.- Origen, difusión y reformas del modelo compostelano (insertando el conjunto catedralicio santiagués en un amplio contexto internacional, en su urbanismo y estudiando las sucesivas transformaciones del palacio arzobispal y la primera iglesia). El primer momento estelar lo constituye, a partir de 1926 (fecha de la aprobación de la primera ley española de Patrimonio con Primo de Rivera), la consideración de Galicia dentro de la creada I Zona que comprendía bajo la dirección del arquitecto restaurador Alejandro Ferrant también las provincias de Asturias, Cantabria, Palencia y Zamora. En 1931 la zona se reforma bajo la dirección del mismo arquitecto y ahora constará de Galicia, Asturias, León y Zamora, continuando así hasta 1936 con la Guerra Civil, en que se paraliza todo el sistema. Durante la Guerra destaca Chamoso Lamas como la persona más comprometida con la conservación del patrimonio y ya en la Posguerra el director de la I Zona será ahora Luis Menéndez Pidal y Álvarez, que contará con un arquitecto auxiliar llamado Francisco Pons Sorolla y Arnau, que le sustituirá después. También participará, entre otros, en esta etapa, el arquitecto andaluz Rafael Manzano Martos. Una última fase se produce a partir de 1985 en que se promulga la nueva Ley de Patrimonio Histórico Español que coincide con la transferencia de las competencias sobre Patrimonio desde el Estado a la Comunidad de Galicia, con un nuevo régimen de encargos, tutela y criterios de restauración, y con la participación ya muy amplia de profesionales formados junto a los mismos monumentos. El libro, muy importante para el conocimiento de las intervenciones en monumentos españoles durante el siglo XX, trabaja fundamentalmente la historia y las intervenciones de cada monumento, analizando los criterios que en cada instante se fueron adoptando en virtud de los arquitectos que participaban en ellos y de las directrices emanadas de las instituciones centrales que dirigían las actuaciones. Cuenta con un buen elenco de fotografías en blanco y negro, tanto tomadas en obra como antes y después de las mismas, si bien, se echan de menos planos y dibujos de los diferentes arquitectos, que nos podrían permitir conocer su talento, el grado de esmero en el trabajo y la fidelidad de la propuesta con respecto a la realización.

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Editorial: Aldavira
Idioma: Castellano