Para Tristán Tzara el collage, “bajo múltiples aspectos diferentes, marca en la evolución de la pintura el momento más poético, el más revolucionario, dándole salida hacia hipótesis más viables, una mayor intimidad con las verdades cotidianas, la afirmación irrefutable de lo provisional y de las materias temporales y perecederas, la soberanía del pensamiento”.
Para Tristán Tzara el collage, “bajo múltiples aspectos diferentes, marca en la evolución de la pintura el momento más poético, el más revolucionario, dándole salida hacia hipótesis más viables, una mayor intimidad con las verdades cotidianas, la afirmación irrefutable de lo provisional y de las materias temporales y perecederas, la soberanía del pensamiento”. Con un bagaje hondo como un mar en el que se mezclaran las aguas de la infancia, de la memoria personal, de la historia, de la música, de la alta y de la baja cultura y de todo cuanto podríamos decir o pensar, Fausto picotea en un repertorio heterogéneo en el que conviven igual de bien las ambiguas imágenes de los grabados victorianos, la elegancia renacentista de las figuras de Bronzino, la glamurosa iconografía publicitaria y todo un mundo de iconos procedentes del universo de los medios de comunicación. En este magma insondable, intenta Fausto introducir su ordenación entrópica, igual que el caos primigenio se fue ordenando en virtud de las grandes cosmogonías fundacionales.
Para Tristán Tzara el collage, “bajo múltiples aspectos diferentes, marca en la evolución de la pintura el momento más poético, el más revolucionario, dándole salida hacia hipótesis más viables, una mayor intimidad con las verdades cotidianas, la afirmación irrefutable de lo provisional y de las materias temporales y perecederas, la soberanía del pensamiento”. Con un bagaje hondo como un mar en el que se mezclaran las aguas de la infancia, de la memoria personal, de la historia, de la música, de la alta y de la baja cultura y de todo cuanto podríamos decir o pensar, Fausto picotea en un repertorio heterogéneo en el que conviven igual de bien las ambiguas imágenes de los grabados victorianos, la elegancia renacentista de las figuras de Bronzino, la glamurosa iconografía publicitaria y todo un mundo de iconos procedentes del universo de los medios de comunicación. En este magma insondable, intenta Fausto introducir su ordenación entrópica, igual que el caos primigenio se fue ordenando en virtud de las grandes cosmogonías fundacionales.
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