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VOLVER A PISAR LAS CALLES

€12,50
ISBN 9788498889468

Internacionalismo, cooperación y justicia global para el siglo XXI.

Después de años de bonanza económica, con la irrupción de la crisis la cooperación internacional en Cataluña y el Estado sufrió los peores recortes entre todas las políticas públicas. En la última década, el internacionalismo ha experimentado una reformulación para poder conectar con la situación de nuestro país y seguir ejerciendo de puente entre las luchas y aspiraciones de la sociedad a un lado y el otro del mar. Una transformación orientada a exigir más coherencia en las políticas públicas y no solo más presupuestos; a hacerse más feminista y plantearse profundizar en los cuidados; o incorporar las nuevas urgencias que la sociedad plantea, como actuar contra la emergencia climática o la crisis de personas refugiadas.

Todo ello en medio de un cambio de época, en lo político y social, que ha tensionado en consecuencia nuestra sociedad y nuestras organizaciones y administraciones. Hubo un día en el que fue preciso volver a pisar las calles para seguir teniendo un sentido y una razón para existir.

Volver a pisar las calles se ha convertido, en estos días de encierro colectivo, en algo así como nuestro oscuro objeto del deseo. No tiene ninguna gracia que un título como ese se convierta en una profecía confirmada, y menos que algo tan elemental como estar disfrutando de la primavera, aunque sea desde la ventana de nuestras fábricas, colmados y oficinas, vuelva a ser lo que más ansiemos en estos momentos.

Pero así son las cosas, de repente lo más obvio y sencillo se pone en el centro, cobrando todo su sentido. A veces es preciso que nos falte algo para entender su valor, para prescindir de todo lo contingente que le rodea, y dotarnos de la generosidad suficiente como para identificar lo realmente importante. De aquel encierro de las ONG catalanas en la sede de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo a finales de junio de 2012, para protestar por los impagos y recortes a la cooperación internacional, todo el mundo recuerda el calor, la sed, las dificultades para acertar con las botellas de plástico al orinar, después de que nos clausuraran el aire acondicionado, los lavabos y el suministro de víveres para forzar nuestra salida.
Para también recordamos la complicidad y el afecto que se llegan a forjar en tan pocos metros cuadrados, la satisfacción de sentirse vivas y seguir respirando o el honor de verse reconocidas por un mundo exterior que casi había olvidado que existíamos. Todo inmaterial, seguramente no valía ni un centavo, lo mismo que sacamos de allí cuando la BRIMO vino a por nosotros.

Salimos tan pobres como habíamos entrado, pero con algunas lecciones aprendidas. Que sin la organización ni la lucha colectiva, no íbamos a conseguir nada. Que aún juntándonos, lo más mínimo cuesta la vida y por eso vale tanto. Que si nosotras no nos respetábamos, nadie lo iba a hacer por nosotras. Que de nada sirve seguir existiendo en un lugar equivocado. Que sólo cuando ya no existe el temor a desaparecer ni a perderlo todo, puede el miedo cambiar de bando.

"¡Qué patético que nos movilizáramos solo cuando estuvo en peligro nuestro dinero, y no con cualquier otra de las causas que decíamos defender!", me decía alguien en una de las presentaciones del libro en Madrid. Qué patético, sí, que estuviéramos tanto tiempo soportándonos y sin ejercer nuestro derecho a respirar. Pero a veces, las más de las veces, nos falta el coraje para hacer lo más elemental, y la rutina, la pereza y el miedo se van aplastando contra la piel hasta paralizarnos.
Cuando aquella noche se volvieron a abrir las avenidas que cantara Milanés, quiero pensar que nos habíamos lavado y rascado a fondo con las uñas toda aquella mugre. Fuimos a buscar dinero y nos encontramos a nosotras, y nos enteramos que todavía alguien nos esperaba al cabo de la calle.

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Editorial: Icaria 01-2020
Idioma: Castellano