Mito, magia, misterio, fábula, aventura, todo fundido en las historias de Fanto, un héroe que escapa de las más insólitas prisiones ayudado por personajes increíbles, como su caballo Lionfante y su perro Remo, ambos parlantes y en cierta manera protagonistas de su propia leyenda. Novela escrita con una prosa rica en encantamientos, de uno de los mayores fabuladores de las letras peninsulares.
Viajamos a la Italia del primer Renacimiento, donde el audaz condottiero Fanto Fantini della Gherardesca, experto en fugas increíbles, representa el último reducto imaginativo en puertas de la Edad Moderna, la época de la razón. Fanto es un héroe afín a Hermes, capaz de eludir el acoso mortal de la historia transformándose en los cuatro grandes elementos (agua, aire, fuego, tierra) y, en un instante divino, incluso en quintaesencia angélica. Es el héroe de las mil caras, aunque su afán espiritual, heroico, pueda abocarlo a la autodestrucción. “Fanto se imaginaba batallas en campo abierto, en las que hallarían muerte y enrojecerían el pico del cuervo los cadáveres del sobrino del Imperante, el lozano duque de Provenza y el nuevo Lanzarote del Lago”, escribe el autor. Los citados personajes son invenciones de la imaginación de Fanto. Paradójicamente, su máximo sueño consiste en acabar con las personalidades que él mismo ha soñado, una manera de quedarse sólo con su auténtico yo. Entonces es cuando el protagonista, en la etapa final de su vida, toma conciencia de la vejez y la enfermedad. Carlos G. Reigosa, novelista y ensayista, dialoga con el lector en un epílogo lleno de sugerencias y complicidades. Vida y fugas de Fanto Fantini, publicado por primera vez en 1972, está considerado por la crítica como uno de los títulos fundamentales del universo cunqueiriano.
Viajamos a la Italia del primer Renacimiento, donde el audaz condottiero Fanto Fantini della Gherardesca, experto en fugas increíbles, representa el último reducto imaginativo en puertas de la Edad Moderna, la época de la razón. Fanto es un héroe afín a Hermes, capaz de eludir el acoso mortal de la historia transformándose en los cuatro grandes elementos (agua, aire, fuego, tierra) y, en un instante divino, incluso en quintaesencia angélica. Es el héroe de las mil caras, aunque su afán espiritual, heroico, pueda abocarlo a la autodestrucción. “Fanto se imaginaba batallas en campo abierto, en las que hallarían muerte y enrojecerían el pico del cuervo los cadáveres del sobrino del Imperante, el lozano duque de Provenza y el nuevo Lanzarote del Lago”, escribe el autor. Los citados personajes son invenciones de la imaginación de Fanto. Paradójicamente, su máximo sueño consiste en acabar con las personalidades que él mismo ha soñado, una manera de quedarse sólo con su auténtico yo. Entonces es cuando el protagonista, en la etapa final de su vida, toma conciencia de la vejez y la enfermedad. Carlos G. Reigosa, novelista y ensayista, dialoga con el lector en un epílogo lleno de sugerencias y complicidades. Vida y fugas de Fanto Fantini, publicado por primera vez en 1972, está considerado por la crítica como uno de los títulos fundamentales del universo cunqueiriano.
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