Una ciudad que se transforma en una historia de historias. Como sucede en los sueños, se entrecruzan entre sí, se enriquecen, se contaminan, enredándose unas en otras. Espléndido ejercicio de fantasía y del arte de narrar. Obra cumbre de uno de los más grandes y originales maestros de la literatura gallega y española.
La ciudad tiene un nombre secreto, Lucerna. El autor se inspira en una de las más antíguas tradiciones medievales, ciudades de significación maravillosa, con importante presencia en la mitología gallega. La memoria del cometa Halley, que asombró al mundo tantas veces, la última en 1986, relampaguea en estas páginas con fuerza inusitada. En cierto modo se trata de una metáfora, también podría ser una parábola. La ciudad parece amenazada por el conquistador Asad II Tirónida. Paulos, astrólogo de Lucerna, trata de exponer e interpretar las tres señales del cometa: la llegada de los visitantes de la tarde, carentes de sombra; el retorno de los ríos a sus fuentes en lo que dura un relámpago; y la aparición del unicornio. Anuncios del apocalipsis.Paulos pretende conjurar tales señales y la amenaza de Asad con la ayuda de tres reyes, símbolo y cifra de todas las mitologías ciertas o inventadas: el bíblico David, el bretón Arturo y el romano Julio César, a quienes el astrólogo busca, visita y explica su propósito. Libro de amores más que de amor, de guerras soñadas o presentidas, de incidentes bizantinos, de conspiraciones y conjuras. El año del cometa es una meditación apasionada sobre la condición humana y el arte de escribir. César Cunqueiro, hijo del autor, poeta y ensayista, advierte en el epílogo de la trascendencia de una obra que en gran medida podríamos considerar autopoética personal del novelista, culminación de un originalísimo universo construido desde la imaginación y un conocimiento verdareramente singular de las raíces más auténticas de la cultura occidental.
La ciudad tiene un nombre secreto, Lucerna. El autor se inspira en una de las más antíguas tradiciones medievales, ciudades de significación maravillosa, con importante presencia en la mitología gallega. La memoria del cometa Halley, que asombró al mundo tantas veces, la última en 1986, relampaguea en estas páginas con fuerza inusitada. En cierto modo se trata de una metáfora, también podría ser una parábola. La ciudad parece amenazada por el conquistador Asad II Tirónida. Paulos, astrólogo de Lucerna, trata de exponer e interpretar las tres señales del cometa: la llegada de los visitantes de la tarde, carentes de sombra; el retorno de los ríos a sus fuentes en lo que dura un relámpago; y la aparición del unicornio. Anuncios del apocalipsis.Paulos pretende conjurar tales señales y la amenaza de Asad con la ayuda de tres reyes, símbolo y cifra de todas las mitologías ciertas o inventadas: el bíblico David, el bretón Arturo y el romano Julio César, a quienes el astrólogo busca, visita y explica su propósito. Libro de amores más que de amor, de guerras soñadas o presentidas, de incidentes bizantinos, de conspiraciones y conjuras. El año del cometa es una meditación apasionada sobre la condición humana y el arte de escribir. César Cunqueiro, hijo del autor, poeta y ensayista, advierte en el epílogo de la trascendencia de una obra que en gran medida podríamos considerar autopoética personal del novelista, culminación de un originalísimo universo construido desde la imaginación y un conocimiento verdareramente singular de las raíces más auténticas de la cultura occidental.
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